AUTOESTIMA PARA CREADORES

Para empezar: toca reconocer que el desarrollo de una carrera artística exitosa tiene mucho más que ver con factores contextuales y azarosos (o lo que llamamos suerte) que con el trabajo, la constancia y el talento.

Solo el 10% de los artistas de este país pueden vivir exclusivamente de su profesión.

Esta certeza, es de inicio, el primer precio a pagar cuando decidimos lanzarnos a la aventura de vivir de nuestra pasión. 

También asumir que la incertidumbre va a ser nuestra compañera de viaje y que la sensación de fracaso siempre va a estar ahí.

Aún así, la industria cultural es todo un Hamelín. Nos atrae, nos seduce con sus cantos de sirena y cuando nuestras expectativas no se cumplen, huye y deja caer la responsabilidad en nosotros. 

Lo que hagas nunca será suficiente. 

A eso súmale la incoherencia y la realidad distorsionada que generan los premios, las redes, la cosificación, el edadismo y tantas cosas más. 

Una tormenta que acentúa su impacto en nosotros cuando el teléfono no suena y no hay dinero para pagar las facturas.

Es ahí cuando tu cerebro comienza a funcionar a toda máquina. Tus creencias negativas se reafirman. El juez interior que martillea cada vez con más fuerza. Te vendes al mejor postor. Regalas tu trabajo. Tu identidad y tu autoestima tocan fondo. Bloqueo. Desesperación. Frustración. Y un único culpable: tú.

Definitivamente, nos han engañado pero bien.

Y sí, sabemos que la vida es un proceso de venta desde que nacemos, pero la madurez está en saber con qué cartas jugamos y qué podemos hacer en cada mano de la partida.

Ser artista implica dedicar la mitad de trabajo a tu marketing y tu branding. Otro precio a pagar. El arte viene después. Si llega.

Pero ya que estamos dispuestos a sacrificar de esta manera, al menos construyamos un edificio emocional consistente que nos permita cobijarnos cuando los malos vientos arrecian.

Y no hablo por hablar. He pasado por ahí. Conozco ese abismo. 

Si decides que te acompañe trabajaremos para que entiendas y desarrolles otra manera de relacionarte con la profesión.

Una relación realista en la que no tengas que poner cada día en juego ni tu autoestima ni tu identidad.

Si eres actor, actriz, te dedicas a la danza, a la música, a escribir y te reconoces en algo de lo que aquí te cuento, que sepas que ya te estoy esperando.

¿CÓMO LO HAREMOS?

Coordinamos un primer encuentro de 30 minutos, para que me cuentes lo que crees que te pasa y ver la viabilidad de poder trabajar juntos.

Si lo vemos viable, tendremos encuentros de carácter quincenal. 

Puedes que lo busques sea afrontar una asunto muy concreto. Tranquilo/a, trabajaremos exclusivamente sobre ello. 

En este caso el proceso nunca se extenderá (como mucho) más de 8 sesiones. Esto también lo consensuamos previamente entre los dos.

Cada sesión tendrá una duración máxima de 45 minutos.

Otra cosa es que busques un acompañamiento integral y a lo largo del tiempo. En ese caso, también lo hablamos.

Sobra decir que se trata de un proceso en el que la privacidad está totalmente asegurada.

La orientación utilizada es la conductual-cognitiva. 

Nada de indagaciones de carácter personal más allá de las estrictamente relacionadas con los asuntos tratados en las sesiones y siempre respetando tu intimidad personal.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.